Quantcast
Channel: Sartine's Coffee
Viewing all 199 articles
Browse latest View live

Muy pronto en Punto de Vista Editores: La guerra de Sir John Moore

$
0
0

Esto nos dice la editorial: El historiador Juan Granados aborda en esta sucinta obra una semblanza biográfica del general británico sir John Moore, con especial énfasis en sus dos últimos años de vida, que coincidieron con su campaña en el noroeste peninsular durante la guerra de la Independencia española (1808-1809), concluida con el célebre embarque del ejército británico en aguas del puerto de A Coruña, salvando así las opciones de victoria aliadas en la guerra contra Napoleón.

ATENTO A TUS PANTALLAS

sir john


Archivado en: En torno a la novela histórica, Juan Granados, la crisi del Antiguo Régimen y el siglo XIX, Nuevos proyectos, Sartine académico o cuando se oficia de historiador, Uncategorized Tagged: Guerra de Independencia, Juan Granados, Peninsular War, Punto de Vista Editores, Sir John Moore

“La guerra de Sir John Moore” ya disponible en Punto de Vista

$
0
0

 

Cuando en el cada vez más distante verano de 1986, ejercí junto a otros compañeros, por entonces recién licenciados en Historia Moderna, el trabajo de cicerone de algunos de los profesores ponentes en el primer Congreso de Jóvenes Investigadores en Historia, recuerdo cómo caímos al final de una tarde plomiza de domingo en el coruñés jardín de San Carlos que, naturalmente, formaba parte obligada de una visita a los lugares relevantes de la ciudad. Entre los sufridos turistas se encontraba Anthony Thompson, profesor en la inglesa Universidad de Keele, quien desde primera hora de la mañana y hasta entonces había soportado con estoicismo de gentleman, pero no sin cierto cansancio en el rostro, la desordenada sarta de explicaciones y contraexplicaciones, dudas teóricas y apoyos bibliográficos con las que la troupe de neófitos que tenía por acompañantes tratábamos de ilustrarle sobre cada palmo de las venerables piedras, reflejo de la historia coruñesa, que le hacíamos contemplar a cada paso. Hasta entonces sólo había encontrado algún consuelo en el intercambio de miradas de mutuo apoyo con el profesor genovés Gianni Revora, a quien su carácter latino le impedía mantener el hieratismo de su colega británico, y hacía tiempo que preguntaba con insistencia si sería posible abandonar la visita por un instante, antes de perecer de sed al menos. Thompson estaba ya a punto de olvidar todas las normas de cortesía que le habían sido inculcadas tras muchos años de paciente educación, para pasar a suscribir airadamente las más que razonables peticiones de su colega, cuando, para general sorpresa, se detuvo en seco, fijó la mirada en un punto indefinido del horizonte y comenzó a recitar con ojos húmedos por la emoción, en voz alta y como de memoria, la última estrofa del célebre poema que el frágil clérigo irlandés Charles Wolfe dedicara a sir John Moore, la misma que antecede e ilustra este párrafo, y que se podría traducir de esta manera:

“Despacio y tristemente lo depositamos / En tierra, con su sangre aún fresca y roja; / No alzamos ni una piedra, ni una línea grabamos, / Pero allí lo dejamos a solas con su gloria.”

A todos nos sorprendió bastante aquella repentina actitud, tan rara de ver en un sesudo especialista en historia de la guerra. Luego nos explicó que siempre había respetado profundamente la figura del teniente general Moore, a quien consideraba en muchos aspectos arquetipo del militar juicioso, de rostro humano, que resultó imprescindible para la salvación de una Inglaterra acosada por Napoleón. Sin embargo, no era solamente el haberse encontrado sin esperarlo ante el monumento consagrado en el Jardín de San Carlos a la memoria de su ilustre compatriota lo que le había emocionado de aquel modo. El motivo era bastante más sencillo, le había sorprendido extraordinariamente encontrar, grabados sobre una placa de mármol y en un lugar preferente de una ciudad española, los versos de Wolfe que había tenido que memorizar una y otra vez en su época de escolar. Por lo que pudimos entender entonces, el poema de Wolfe era para los ingleses lo que la canción del pirata de Espronceda para nosotros, un texto de referencia para los estudios de primeras letras. Circunstancia que un par de años mas tarde, confirmó John Elliott, premio Príncipe de Asturias, célebre autor de la España imperial, y entre otras obras de trascendencia, de la biografía más autorizada del conde-duque de Olivares, quien vivió una experiencia parecida cuando visitó la ciudad con motivo de los actos conmemorativos del centenario de la Gran Armada de Felipe II contra el inglés, la tristemente famosa Armada Invencible.

No sabía entonces que el azar me conduciría con el andar del tiempo, y por casualidad a ocuparme, aunque sea de forma sucinta y con afán casi meramente compilador, de la figura de sir John en su período hispano y especialmente de lo acaecido en sus últimos días, vividos como es sabido librando una cruenta batalla en las cercanías de la ciudad de A Coruña, antes de pasar a formar parte por su mérito del panteón de ilustres que Inglaterra recuerda con respeto en la londinense Catedral de San Pablo y, más importante aún, de la memoria colectiva de todo un pueblo, gracias a las virtudes didácticas de unos serventesios afortunados, los únicos de trascendencia que el irlandés Wolfe, escritor de salmos píos, compuso en su vida. Es por eso que ahora recuerdo con alguna melancolía aquellas amables escenas y deseo dedicar este trabajo a nuestros recordados y sufridos visitantes.

Además de un breve estudio biográfico y del análisis de la campaña británica en España (1808-1809) dirigida por sir John Moore y su peculiar retirada a través del Noroeste peninsular, exponemos aquí las circunstancias que rodearon los comienzos de la guerra de la Independencia en Galicia y especialmente lo sucedido en A Coruña en aquellos difíciles momentos. Nos pareció importante hacerlo así, pues muy a menudo la utilización, casi en exclusividad, de las fuentes estrictamente británicas por parte de la historiografía más difundida, a la hora de analizar este período presidido por la figura de sir John, desvirtúa un tanto, en nuestra opinión, la realidad de las cosas. Y, desde luego, si algo queda claro tras juzgar el proceder de Sir John Moore es que siempre, desde el principio hasta el final de la campaña, mantuvo firme su opinión de que la estrategia de aquella guerra en España estaba mal planteada desde el principio y que, mientras la situación continuara así, resultaba imposible obtener un éxito reseñable. Por ello centró todo su esfuerzo en salvar a su ejército, cosa que finalmente logró, aún a costa de su vida, planteando una batalla defensiva de excepcional nivel táctico. Por cierto que la reflexión metódica, la duda y la cautela eran elementos muy característicos de su forma de conducir un contingente militar, al menos cuando sir John ostentaba la máxima responsabilidad como oficial superior al mando, de hecho ya había mostrado una actitud similar en la campaña de Suecia. Muy distinta era su forma de proceder cuando cumplía órdenes de otros, por lo general bastante más decidida, como veremos en otros muchos casos, como en el de la campaña de Egipto o el de la guerra de la Independencia estadounidense.

 

También en Amazon.es


Archivado en: La Guerra de Sir John Moore, Nuevos proyectos, Sartine académico o cuando se oficia de historiador, Sobre el Autor, Uncategorized Tagged: Guerra de Independencia, Juan Granados, napoleón bonaparte, Peninsular War, Sir John Moore

Leen “El Gran Capitán” y nos lo cuentan

Breve Historia de los Borbones en la Revista Clío

$
0
0

Dentro del monográfico de biografías nº 6 dedicado por la revista Clío a la casa de Borbón, se incluye nuestro trabajo sobre Felipe V, basado en la Breve Historia de los Borbones Españoles.  Un verdadero placer estar ahí; placer doble además al compartir publicación con José Luis Gómez Urdáñez, encargado de reseñar a Fernando VI. La revista está ya disponible en sus kioscos.

PortadaIMG_20160529_153802

IMG_20160529_153901


Archivado en: Artículos, Breve historia de los Borbones españoles, Juan Granados, Sartine académico o cuando se oficia de historiador Tagged: Breve Historia de los Borbones españoles, Editorial Nowtilus, Felipe V, José Luis Gómez Urdáñez, Juan Granados

“La Guerra de de Sir John Moore” reseñada en Anatomía de la Historia

La Guerra de Moore según Ignacio Tomás

Fernando R. Genovés reseña “La Guerra de Sir John Moore”

Salida del nº 71 de la Revista Galega do Ensino-EDUGA


Consciencias

$
0
0

 

consciencias

 

Hemos llegado al crepúsculo neutro
donde el día y la noche se funden y se igualan.
Nadie podrá olvidar este descanso.
Pasa sobre mis párpados el cielo fácil
a dejarme los ojos vacíos de ciudad.
No pienses ahora en el tiempo de agujas,
en el tiempo de pobres desesperaciones.
Ahora sólo existe el anhelo desnudo,
el sol que se desprende de sus nubes de llanto,
tu rostro que se interna noche adentro
hasta sólo ser voz y rumor de sonrisa.

Mario Benedetti

 

 

Conocía sus rutinas y cada uno de los detalles que las construían en el tiempo cotidiano del aliño. Antes de salir de casa, así fuese al colmado de la esquina a por pan y tabaco; también antes del reposo y del dormir. Le gustaba recrearse en una distante observación; la raya bajo cada ojo, el viejo pincelillo usado para alinear las cejas, aquellas muecas rutinarias ante el espejo, los pequeños círculos de crema blanca aplicada sobre las señales de la vida en el rostro, la charleta agradable que acarreaba todo aquello, la procesión de afeites y perfumes, el gesto de poner o sacar un pendiente; eterna y fascinante femineidad. ¿Cuántas veces habría repetido aquella estudiada usanza ante otros? ¿Repararían éstos siquiera en ello, aunque fuese tan solo una vez?  El amor ­–se dijo– tiene que ver con ciertas formas de consciencia.

 

Guardar


Archivado en: Juan Granados, Notas breves Tagged: Entre Brumas, Notas breves

De Intendentes borbónicos

$
0
0

marquis_de_ensenada

 

La Intendencia de Galicia durante el siglo XVIII fue el objeto de estudia de nuestra memoria de licenciatura, leída allá por 1986. Como ocurre que hemos vuelto sobre ello, a ratos y como se puede, y ya la tenemos en formato PDF, creo que es momento de compartir el documento para quien desee consultarlo, poco se ha trabajado sobre esta institución borbónica en los últimos tiempos, así que nos encontramos ante un buen territorio de exploración para el historiador. Espero que sea de provecho.

.El acceso es a través del siguiente enlace:

la-intendencia-de-galicia-17121775-juan-granados

Ahí les dejo también una somera explicación del asunto:

 

Pese a los esfuerzos de un puñado de historiadores como Henry Kamen, Carmen Corona, Eduardo Escartín o Jesús Pérez Martín, los intendentes borbónicos continúan siendo los grandes desconocidos de nuestra historia de la administración. Siempre se había sospechado desde los manuales la posible trascendencia de su implantación en la península como acto político de la nueva dinastía borbónica, pero realmente no se había indagado con profundidad ni en los motivos de su implantación ni en los resultados de la medida. Algo que todavía hoy está por dilucidar. Sin embargo, algunas cosas hemos aprendido durante estos años sobre el sistema de intendencias y la organización administrativa borbónica en general.  La institución aparece como un calco de su homónima francesa, que tan buenos resultados había ofrecido al poder en el país vecino[1], destinada a racionalizar en lo posible el aparentemente  caótico sistema administrativo y fiscal hispano. Para ello se les llenó de atribuciones, asignándoles amplias competencias en los conocidos cuatro “ramos” de  Hacienda, Policía (entendida como fomento de la economía y  el ornato de los pueblos bajo su jurisdicción), Justicia  y Ejército. Con este utillaje es fácil comprender que se convirtieran teóricamente en la punta de lanza del reformismo que hombres como Bergeyck, Orry o Patiño trataron de imponer bajo los auspicios, conscientes o no, de Felipe V.  Ninguna institución en ninguna parte tuvo un acta de nacimiento más prometedora ni más entusiasta, sin embargo, la trayectoria de la Intendencia no se correspondió en absoluto con su triunfal salida a la luz, más bien al contrario. Su historia está plagada de avatares y contradicciones y concluye con una sensación generalizada de fracaso que hemos podido corroborar siquiera en una mínima parte a la luz de la documentación.  A nadie se le escapa que el reformismo borbónico no fue unidireccional,  estuvo siempre presidido por una conducta titubeante de medidas cambiantes y a menudo divergentes cuando no opuestas, baste  como ejemplo el episodio de la siempre aplazada implantación de la Única Contribución para ilustrar lo que queremos decir.

 

Instaurados de forma general por las Ordenanzas de 4 de Julio de 1718 con probable inspiración de Bergeyk y Patiño  y suprimidos los de provincia por R. C. de 1 de Marzo de 1721, los intendentes de ejército, de rango superior como el de Galicia,  sufrieron una vida azarosa sometidos a constantes embates por parte de los togados  y especialmente el Consejo de Castilla que veía excesivas y peligrosas sus atribuciones. A partir de la instrucción de intendentes de 13 de octubre de 1749, obra del incansable Marqués de la Ensenada, éstos vivieron su mejor momento dado el apoyo institucional del que gozaron. Para D. Zenón de Somodevilla, la concurrencia de los intendentes en sus proyectos fiscales y militares de índole marcadamente gubernativa, era vital. La caída del Ministro supuso, en nuestra opinión, el fracaso del proyecto gubernativo en España, y con él el de los intendentes, de hecho, ya en 1766 aparece ya la primera legislación limitativa de sus funciones (Real cédula de 13 de nov. de 1766 de separación de corregimientos e intendencias)[2]

 

Vemos pues como la Intendencia estuvo sujeta constantemente a la intencionalidad política de los hombres fuertes del poder en cada momento. Al poco de su nacimiento resultó fuertemente cuestionada por los poderes tradicionales del Reino liderados por el Consejo de Castilla. No podría ser de otra manera, las facultades ejecutivas de la nueva institución chocaban de plano con toda la tradición de gobierno en Castilla, donde los togados de Consejos y Audiencias junto con los poderes locales formaban la verdadera columna vertebral de la administración, pese a la existencia de otras figuras de índole diferente como los corregidores. El poder que se presentaba ahora era de naturaleza bien distinta, más moderno e inquietante, porque procedía directamente del Rey y sus ministros, es decir, del ámbito gubernativo y sólo a ellos estaba ligado mediante la secreta vía reservada.  Dicho de otra forma, se cuestionaba directamente el papel del Reino frente al Rey, siempre defendido por la escuela política antiabsolutista y contractual de autores tan relevantes y respetados como Juan de Mariana, Francisco de Vitoria o Fernando Vázquez de Menchaca y eso era tanto como bombardear la esencia misma de las leyes, de la jurisprudencia y de la misma monarquía hispánica[3]. Puede que unos fuesen conscientes de ello y otros no tanto, pero todos a una vieron el evidente peligro que entrañaba  la injerencia de unos recién llegados en atribuciones y competencias que desde siempre habían sido suyas. A partir de aquí, la nueva institución vio como su situación variaba constantemente con legislación restrictiva o potenciadora de sus actividades según la orientación ideológica y política de los gobernantes a lo largo de todo el siglo. Así, como decíamos, las intendencias de provincia fueron suprimidas, por sugerencia del Consejo de Castilla, en 1721, acusadas, no sin razón, de poco operativas por exceso de atribuciones, permaneciendo en ejercicio sólo las de ejército, como la de Galicia. En 1749 el Marqués de la Ensenada las reimplantó con decisión, potenciando en mucho su papel. Bajo su protección los intendentes vivieron su época áurea ya que Don Zenón de Somodevilla los veía como el vehículo ideal para implantar su concepción moderna de la hacienda y el Estado, en especial para la administración directa de las rentas reales, el proyecto de la Única y sus reformas del ejército y la armada. Para ello inspiró unas nuevas ordenanzas de intendentes  llenas de mandatos y prerrogativas que revelan bien a las claras la intencionalidad del proyecto gubernativo del ministro, francamente opuesto al poder de los togados y de las oligarquías locales, a los que contemplaba servidores ante todo de sus propios privilegios. No nos resistimos a citar algunas líneas de la conocida Representación del Marqués a Fernando VI  en 1751: “El mismo Consejo de  Castilla, en consulta hecha a fines del siglo passado, confesó  substancialmente que de govierno, policía y economía de los pueblos no entendían sus ministros, porque siendo materias que las enseña la práctica, carecían de ella en su carrera de toga, concluyendo con pedir al rey que se le relevasse de estos cuidados para poder atender a su principal obligación que es la justicia”. Aquí se muestra el problema en toda su apasionante realidad: lo gubernativo frente a lo contencioso; el ancestro del Despotismo Ilustrado frente a la tradición  y el statu quo. Y ésta no tardó en tomarse la revancha, con la caída del ministro cayó también en buena medida el proyecto comisarial, muy pronto aparece legislación limitadora de las tareas intendenciales, la más espectacular en 1760 y su continuación en 1766, cuando la separación definitiva de corregimientos e intendencias supuso retirar del ámbito de actuación de estas últimas nada menos que los primeros cuarenta capítulos de sus ordenanzas de 1749. Tras la medida se puede ver la mano del Conde de Aranda y  de Pedro Rodriguez Campomanes a la sazón, respectivamente, presidente y fiscal  del Consejo de Castilla, más partidarios de un equilibrio ideal entre unos y otros que de experimentos de gobierno excesivamente radicales. A partir de aquí la trayectoria de la Intendencia aparece difusa y un tanto desleída, al menos si la comparamos con los planteamientos que inspiraron su creación. El fracaso de la siempre aplazada reforma fiscal es, a nuestro modo de ver, una de las muestras de su existencia alicortada y poco activa hasta su extinción. No obstante, esto no quiere decir que los mecanismos de actuación más ejecutivistas y secretariales no tuviesen verdadero éxito en algunos de sus muchos proyectos. Tal vez, el establecimiento de arsenales que mereciesen ese nombre y la reactivación de la política naval de la monarquía sea uno de sus más visibles logros. En este sentido, el caso de Ferrol resulta paradigmático, en tanto asistimos a la trasformación en tan sólo una década de una pequeña villa de pescadores sujeta a la administración señorial en la principal base naval de la monarquía, obediente en todo a los designios procedentes de la corte y bajo la directa administración de los “hombres del rey”. Al fin, la dependencia estructural de instituciones, antes que de la propia manufactura, concedía a las villas que las acogían mayores posibilidades de desarrollo y pervivencia en el tiempo, al verse en general más liberadas de las vicisitudes de la coyuntura económica.

[1] No en vano pudo decirle el ministro inglés Law al marqués de Angerson: “Vous n’avez ni Parlaments, ni Etats, ni gouverneurs, je dirais presque ni Roi ni Ministres: ce sont trente maîtres des requêtes commis aux provinces de qui dèpendent le bonheur ou le malheur de ces provinces, leur abondance ou leur sterilité.” Cfr. Marion, M : Dictionnaire des de la France aux XVII et XVIII siécle. París, Picard, 1984, pág. 293.

 

[2] Esta es, someramente, la tesis que defendemos en nuestra memoria de licenciatura: Granados Loureda, Juan A.: Un ejemplo de comisariado en el Antiguo Régimen español: la Intendencia de Galicia 1712-1775, Univ. Santiago de Compostela, 1986.(inédita). Vid. un resumen de la misma en “La Intendencia de Galicia: un ejemplo de comisariado en el Antiguo Régimen (1710-1775)”, en AA. VV. La Coruña y su entorno, seis ensayos históricos, Coruña, 1988. y J. Granados “Apuntes para la historia del comisariado borbónico; la Intendencia y su aplicación en Galicia (1712-1775)”. en Historia da administración pública, Santiago de C., Xunta de Galicia, 1993. pp. 391-403. Cfr. las ordenanzas de 1718 en Jose A. Portugués: Colección general de las ordenanzas militares, sus innovaciones y aditamentos, Madrid, imprenta de Antonio Marín, 1765, tomos IV y X, pág. 3 y ss. Y las disposiciones de 1721 y 1749 en Gallardo Fernández, Fco: Prontuario de las facultades y obligaciones de los intendentes,…, con las correspondientes remisivas a las reales órdenes, cédulas e instrucciones contenidas en la obra: Origen, progreso y estado de las rentas de la Corona en España. Madrid, imprenta real, 1806.

[3] Estamos ante una realidad general en todo el contexto europeo, intuida ya en la obra monumental de Tocqueville: El Antiguo Régimen y la Revolución  donde nos habla de las constantes disputas entre el poder central y los Parlamentos y en las más recientes de Otto Hintze: Historia de las formas políticas, Madrid, Rev. de Occidente, 1968 y Carl Schmitt: La dictadura, Madrid, Alianza, 1985. Pero es sin duda el británico Ch. Howard Mc.Ilwain quien ya en 1947 da un impulso importante al progreso de una teoría en su obra: Constitucionalism: Ancient and Modern, New York, Cornell Univ. Press, ed. 1966, donde nos descubre las categorías del derecho medieval llamadas de Bracton: “Gubernaculum y Jurisdictio” (págs. 93 y ss). Gubernaculum es el gobierno del Rey en sentido estricto, de claro carácter ejecutivo, mientras que Jurisdictio son “esos derechos vinculantes de los súbditos que están totalmente fuera y más allá de los límites legítimos de la autoridad real”. Este dualismo lo encuentra también para el caso Piamontés el prof. Carlo Capra a propósito de los intentos de reforma fiscal en el siglo XVIII. Cfr en “Le finanze degli state italiani nel secolo XVIII” extraido de: L’Italia alla vigilia della Revoluzione Francese, Milano, 1988, págs. 6 y ss. Dualismo que aparece con claridad en nuestro siglo XVIII: Secretarías e Intendencias con facultades comisariales y ejecutivistas, unidas por la via reservada al poder central Borbónico por un lado y órganos donde lo contencioso seguía siendo lo esencial: Consejos, Chancillerías y Audiencias, presididos por un sínodo de enorme peso específico, el Consejo de Castilla, al fin y al cabo, el tribunal supremo del Reino. Entretanto, las oligarquías locales se beneficiaban de la pugna institucional dilatando en lo posible la implantación de normas que muy probablemente hacían peligrar sus privilegios. En palabras del profesor Gallego Anabitarte: “Los súbditos tuvieron en lo contencioso una formidable arma para parar medidas reales que les afectaban directamente en sus derechos, y, además, impedir revolucionarias reformas -y muy necesarias- en la época del Despotismo Ilustrado” Cfr. en Administración y Jueces: Gubernativo y Contencioso, reflexiones sobre el Antiguo Régimen y el Estado Constitucional, y los fundamentos del Derecho Administrativo Español, Madrid, I.E.A. 1971. pág. 58. Obra fundamental que plantea y analiza con brillantez  el problema. Inciden sobre el mismo tema: Eduardo García de Enterría en Revolución Francesa y administración contemporánea, Madrid, Taurus, 1981, pág. 14, García Gallo: “La división de las competencias administrativas en España en la Edad Moderna”  en Actas del II Simposium de Historia de la Administración, Madrid, 1971, pág 296. Y, recientemente, Pablo Fernández Albaladejo en “Monarquía Ilustrada y Haciendas Locales en la segunda mitad del siglo XVIII” y “Cambio dinástico, Monarquía y crisis de la constitución tradicional”,  passim, ambos artículos recogidos en el volumen recopilatorio Fragmentos de Monarquía, Madrid, Alianza, 1992.

 

Guardar

Guardar


Archivado en: Breve historia de los Borbones españoles, Dominio público, Juan Granados, Sartine académico o cuando se oficia de historiador, Sobre el Autor Tagged: Administración borbónica, galicia, Intendencia, Juan Granados, Siglo XVIII

“Aforo Ilimitado”un libro de Fernado R. Genovés

$
0
0

aforo-ilimitado-2017-portada-fernando-r-genoves-amazon-kindle

Es “Aforo Ilimitado” la propuesta tempranera de Fernando R. Genovés para este 2017, compuesto al estilo de sus “Aforismos”, el libro resulta ser una extraordinaria propuesta de literatura inmediata, de leer del tirón o en volandas, según se prefiera y con la calidad y la agudeza propia de la casa con solera que es la de Fernando. Alegría, profundidad, ironía y reflexión de la necesaria, tomen sino este botón de muestra magistral:

El tuitero en la red social representa hoy la versión virtual del crédulo paranoico. Está persuadido de que la gente le sigue…

*

En el libro del amor, las secciones más sugestivas se hallan entre paréntesis y en los apéndices.

*

Para el Estado nada en el interior del bolsillo del ciudadano le es ajeno.

Pocas maneras mejores de iniciar el año de lecturas. Ya disponible en Amazon.

Guardar

Guardar


Archivado en: Blogroll, El espejo literario Tagged: Aforo Limitado, Fernando R. Genovés

Presentación del libro de Manuela Santalla sobre el bandolero ferrolano Manuel de la Cruz.

Presentación del libro “Vida cotidiana y trabajo en el Ferrol de la Ilustración”. De Manuela Santalla

$
0
0

Cartel manuela Ferrol

Es Manuela, como se sabe, sólida investigadora de nuestro Antiguo Régimen, amante del dato y la documentación hasta sus últimas consecuencias. Nadie de los que nos honramos en pertenecer a este esforzado gremio puede hablar de Ferrol., sus arsenales, su maestranza, sus gentes, sus oficios y, en fin, de la vida cotidiana de aquellas gentes extraordinarias  sin citar antes el trabajo metódico y exacto de Manuela Santalla.

Pero aún hay mas, no es solamente que la vasta obra de la autora nos ilustre a cada paso en nuestros afanes, se trata también de disfrutar con una prosa de descripción fácil, elegante y altamente aclaratoria de la realidad de aquella inolvidable epopeya.

Ni que decir tiene, entonces, que la salida de imprenta de esta obra centrada en el estudio de los oficios ferrolanos y la vida cotidiana de sus protagonistas nos colme de alegría. Una vez mas, Manuela viene a llenar con clase y fuste un vacío historigráfico notable que hoy halla la luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Archivado en: Blogroll, El espejo literario, Juan Granados Tagged: Manuela Santalla

Retazos de una presentación inolvidable: El Marqués de la Ensenada, de José Luis Gómez Urdáñez

Año nuevo, libros nuevos…

$
0
0

Enero será mes de presentaciones, el 15 la reedición del “Britanos y Galos” de Tettamancy, una obra esencial para comprender el periplo de Sir John Moore, con Manuel Arenas Roca y el 24 la publicación sobre la embajada de Jorge Juan en Marruecos, obra extraordinaria de mi querido amigo Jose Maria Sanchez Carrion; la tribu en movimiento, como no podía ser menos.


Breve Historia de Napoleón continúa entre las preferencias de los amantes de la Historia

Presentación de lo último de Luis Gorrochategui

Breve Historia del Liberalismo sale el 22 de abril

Presentación de “La Afrenta de las Antillas” de Arturo Franco Taboada, 16 de abril de 2019

$
0
0

Pasear Plymouth en tardes sosegadas de junio, subido ya el altozano del célebre faro decorado a franjas blancas y coloradas y desde allí contemplar el mismo mar que Francisco Drake debió otear en busca de la Gran Armada, mientras –se dice- ultimaba indolentemente una partida de bolos. Drake, si, todo un carácter que el artista procuró plasmar en una casi colosal estatua de buen bronce, junto a otros padres de la patria, allí mismo, al paso del camino que articula la Hoe promenade, que es como se conoce la parte noble del parque de la villa.

No se recomienda leer al fiado lo que los ingleses han dejado dicho en la leyenda de la estatua, es posible que Francisco Drake fuese todas esas cosas, pero también es cierto que era un felón de cuidado, amante del oro ajeno y del camino directo y fácil para obtenerlo; a menudo a expensas de sus socios y de su propia reina. ¿Pero quién puede grabar algo así en un pedestal inglés? Eso han salido ganando con el tiempo, fama y épica, tal vez sea lo que importe.

La vida, existencia siempre casual, hace que de regreso a los afanes me encuentre sobre la mesa un extraordinario manuscrito dedicado a novelar las peripecias navales de aquel truhán con cierta suerte. El punto de partida resulta ya de por sí emocionante, el capitán de Flandes Alonso de Contreras entra en el hogar de Lope de Vega, pagándole con inolvidables narraciones su hospitalidad. El pretexto resulta ideal para abordar la historia novelada de aquellos tiempos épicos, también de lugares que persisten en nuestra memoria: Panamá, Portobello, Cartagena de Indias…la carrera de la plata, el aguijón inglés siempre incomodando, las defensas heroicas, las victorias y los fracasos; y sobre ello ciertas crueldades, gestos de honor, la épica de un tiempo que no volveremos a ver, que el mismo Lope se encargó de rimar con maestría en la Dragontea.

Una vez mas, Arturo Franco Taboada, que ya fue finalista del Planeta con su primera novela, nada menos, vuelve a acertar con la historia y la manera de narrarla. No se puede dudar que uno terminará desentrañando el complejo hilo de la personalidad de Drake tras estas páginas luminosas, también sabrá su historia y lo que nosotros los españoles hicimos para pararle los pies, desde los hechos de Coruña y nuestra María Pita hasta Lisboa, Panamá, Puerto Rico y Portobelo. Y es que ya es sabido que una novela histórica sin documentación que la avale no es ni histórica ni novela. Esto lo sabe bien Arturo, un hombre preciso como ha demostrado también en su “otra” profesión de arquitecto y dibujante de mano prodigiosa. “La afrenta de las Antillas” es novela rigurosa y fehaciente, no se despista ni un clavo del Golden Hind ni una pluma del sombrero de Don Francisco, que a la sazón era –nos dice- “de cola de yaco gris”, pájaro elegante al parecer africano. Y así vamos devanando la madeja de la inigualable vida del pirata que fue almirante y tiene estatua en Plymouth.

Créame el lector que este libro es un disfrute, una lección de historia inolvidable y un tratado de la lexicología de la época, conociendo al autor, no extraña; debiera haberse fabricado redondo.

Juan Granados

Sartine en la Revista General de Marina de abril (2019)

Viewing all 199 articles
Browse latest View live




Latest Images